Tal vez el más lamentable acontecimiento ocurrido desde comienzos del siglo XX hasta la fecha ha sido la llegada del tal Adolf Hitler al poder en la Alemania de los años treinta pasados. Treinta millones de muertos pueden dar fe de ello, además de todos aquellos que consiguieron seguir con vida pero sufrieron las consecuencias de su humanitaria forma de entender la vida, como los millones de exiliados, los que perdieron a sus seres queridos, los que sufrieron después el hambre y la destrucción, los que vieron sus países invadidos por ejércitos extranjeros, caso de los países del este, sin contar con el desastre que supuso la creación del estado de Israel como consecuencia de la implacable persecución llevada a cabo por los nazis. O los cuarenta años de dictadura de Franco en España gracias a una victoria militar obtenida con el apoyo de su colega alemán. Y de ese acontecimiento nos habla el francés Eric Viuillard en esta su última novela, ganadora del último premio Goncourt. Vuillard (Lyon, 4 de mayo de 1968), es hombre de cine y literatura, autor de diversos guiones y director de films como Mateo Falcone, y narrador de una serie de obras cimentadas en hechos de condición histórica. En El orden del día nos habla de un par de aspectos de esa llegada y consolidación del poder del bigotudo personaje y su angelical partido. Recordemos que Hitler llega al poder de la mano de Hindenburg el 30 de enero de 1933 como solución de emergencia tras una prolongada crisis política. Como se ve forzado a convocar elecciones en marzo, el 20 de febrero convoca en secreto a una veintena de los grandes industriales del país para recabar su apoyo a su proyecto ante unas elecciones que podrían ser las últimas. Estos son las cabezas de Siemens, Krupp, Agfa, Opel, Telefunken, etc. Encantados de la vida, no dudan en conceder su sostén al nuevo líder y en seguida le forran con unos cuantos milloncejos que, bien utilizados, fueron definitivos en el triunfo y consolidación de los nazis en el poder. Estos magnates mantuvieron el tipo durante el período nazi y la guerra consiguiente —beneficiándose de mano de obra gratuita o barata a base de esclavos judíos, prisioneros de todo tipo, ciudadanos de países invadidos—, sobrevivieron al desastre final y ahora siguen ahí, ya los vemos, bien cercanos al nuevo poder surgido en los años cuarenta, cual demócratas de toda la vida, enriqueciéndose cada vez más, y sin que aquellos polvos trajeran lodo alguno. Ahí los tenemos, en rebosante actualidad y jugosa cuenta de beneficios. El segundo temario del libro narra los esperpénticos hechos que condujeron a la anexión de Austria a Alemania en 1938, con el asesinato de Dollfuss y la posterior entrega del canciller Schuschnigg al nefasto Seyss-Inquart y los nazis, con la consiguiente entrada del ejército alemán en el país vecino. Estamos ante una excelente, aunque corta, novela, narrada de forma original no carente de sentido del humor que, sin duda, es merecedora del premio logrado.