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Albendiego, un pequeño pueblo de la Serranía de Guadalajara, fue el lugar elegido para una interesante jornada de debate sobre la crisis energética y las alternativas rurales. Tuvo lugar el  pasado 13 de mayo en la carpa de circo situada en dicha localidad. El acto estuvo organizado por el Colectivo Plántate.

La mañana estuvo dedicada en primer lugar a explicar experiencias de alternativas rurales en pueblos abandonados. En primer lugar se habló de la experiencia del pueblo guadalajareño de Fraguas visto desde el punto de vista de los que iniciaron y continúan el proyecto. Fraguas empezó como un proyecto de ocupación rural con base en unos ejes determinados; la autosuficiencia, la autonomía, la sostenibilidad ambiental y la horizontalidad en las relaciones humanas. Fue promovido por un grupo de gente que provenía de la lucha urbana y que quería iniciar un proyecto radical en muchos sentidos. Se trataba de salir del círculo cerrado del trabajo asalariado y del consumo, pensando que para ello la solución estaba en el mundo rural. Esta opción posibilitaba entre otras cosas el cultivo de la tierra para la autosuficiencia alimentaria, la investigación en energías renovables y la experimentación de otro modo de vida. Uno de los pioneros en esta iniciativa explicó que se optó, entre los pueblos abandonados de Guadalajara, por el pueblo de Fraguas al ser sus terrenos de propiedad pública ya que se querían evitar conflictos con particulares. Las propiedades fueron expropiadas y los antiguos habitantes de Fraguas tuvieron que abandonar el pueblo debido a un proyecto de repoblación forestal en la zona.

El 17 de mayo de 2013 se empezó a hacer un desbroce en el pueblo, que se encontraba prácticamente ruinas (había servido además para maniobras militares) empezándose a construir la casa común de los nuevos pobladores. Se pensó que al ser un proyecto en positivo, que afrontaba el acuciante problema de la despoblación, podría tener cierta comprensión por parte de las autoridades, algo que al final no se produjo. Se pensó en plantear un proyecto de cesión de la zona pero la propuesta cayó en el vacío y pronto empezó el acoso administrativo con imposición de multas y amenazas de procesos. En la actualidad, como informaron algunos de sus pobladores, se les acusa de usurpación de la propiedad y les piden penas de cárcel así como dinero para “sufragar la demolición” de lo construido.

El proyecto sigue adelante, actualmente hay cuatro pobladores viviendo allí y un gran número de círculos que les apoyan de diversas maneras. Se están construyendo infraestructuras para hacer cerveza, uno de los proyectos en que están embarcados. Los pobladores pidieron solidaridad para poder hacer frente a las amenazas que se ciernen sobre el proyecto. Aparte del conflicto con las autoridades los mayores problemas de estas iniciativas, afirman sus integrantes, no vienen tanto de aprender cuestiones técnicas para vivir en un pueblo (construir casas, aprender a cultivar, etc.), sino de los problemas de convivencia, ya que aunque se quiera vivir fuera del sistema, todos llevan en mayor o menor medida los valores del sistema interiorizados que empujan al individualismo. Consideran también que tan importante es el hacer cosas en común como preservar un espacio individual para cada uno. Los pobladores de Fraguas plantean la iniciativa, no como un intento de aislarse de la sociedad sino como un experimento social y que quizá la opción por lo rural dentro de unos años deje de ser solo una opción y se convierta en una necesidad. Quisieron englobar su iniciativa dentro del debate que existe actualmente sobre la despoblación y como una de las alternativas hacer frente a esta problemática. Aparte de la experiencia de Fraguas, aunque sin haber optado por la ocupación, existen en la provincia de Guadalajara otras iniciativas de convivencia rural como las cercanas en  Ujados y en Santamera.
A continuación intervino un representante de Casa Selba, otra iniciativa de ocupación rural que se encuentra en Aragón, sobre las características de esta experiencia.

De izq. a dha, Gustavo Rioja, Noelia Seller (Econactiva) y Sara Pizzinato (Greenpeace).

Seguidamente llegó el turno de las ponencias programadas en la jornada. En primer lugar intervino Sara Pizzinato, responsable de Energías Renovables de Greenpeace, que afirmó que existen soluciones para satisfacer nuestras necesidades energéticas acudiendo solo a las energías renovables. Afirmó que a nivel de tecnología existen ya las herramientas para ir hacia un sistema de todo renovable que evite una crisis civilizatoria debido al agotamiento de los combustibles fósiles. Señaló que el mundo puede reducir de esta manera sus emisiones de CO2 hasta los niveles necesarios para evitar los peores impactos del cambio climático. Terminó diciendo que las soluciones técnicas para la transición de un modelo de energías sucias a un modelo sostenible existen pero que falta la voluntad política de llevarlas a la práctica.

A continuación hablaron Noelia Seller y Gustavo Rioja de la cooperativa de energía verde de Castilla-La Mancha Econactiva, sobre la posibilidad de que, a nivel individual, se opte por el autoconsumo energético mediante la instalación de placas solares.

Intervención de Antonio Turiel.

Tras una comida popular, por la tarde tuvieron lugar otras dos interesantes charlas. La primera estuvo a cargo de Antonio Turiel, científico del CSIC y redactor del conocido blog  The Oil Crash. Habló de la crisis de recursos energéticos no renovables, de los recursos renovables y del cambio climático. Se refirió al llamado pico del petróleo (peak oil), es decir el momento de máxima producción de petróleo a partir del cual se inicia un declive de la producción. Señaló fue el año de 2005 ese momento de peak oil y que a partir de entonces se viene produciendo un descenso de la producción de petróleo convencional. También se refirió a otros picos de la producción, el de petróleos no convencionales, el del gas y el de materias primas como el carbón y uranio (esencial para las centrales nucleares). Explicó que hay que diferenciar los recursos, que pueden ser grandes, de las reservas, que es lo que se puede extraer ya que energía que se gaste en extraer un recurso tiene que ser inferior a la que logremos obtener de ese recurso, sino no sería rentable la extracción. Explicado esto, Turiel señaló que el problema de la economía actual es que está basada en la necesidad de producir cada vez más y eso exige consumir cada vez más energía. Sin embargo el flujo decreciente de recursos energéticos implica una incapacidad física del crecimiento y por eso nos vemos abocados a un colapso civilizatorio. Afirmó también que aunque las energías renovables tienen un gran potencial no pueden cubrir todo el consumo energético actual. Concluyó que se puede mantener un nivel de vida parecido al actual reduciendo el consumo de energía pero eso implica un cambio del sistema económico. También habló de los límites de las energías renovables por los requerimientos de materiales, limitaciones de tiempo, gestión de recursos, etc.

Por último señaló que los efectos del cambio climático se están acelerando y que mientras que no exista un sistema orientado a la producción y al consumo, no es posible limitar como es preciso las emisiones de CO2. En cuanto al precio del petróleo, hoy a la baja, pronóstico que volverá a subir en poco tiempo y que nos vemos abocados en los próximos años a un proceso de rápidas subidas y bajadas del precio de este combustible con un gran impacto en la sociedad industrial.

El siguiente conferenciante fue Lino Blanco del blog gallego ‘Véspera de nada’ que reivindica una Galicia sin petróleo. Afirmó que nos enfrentaremos en poco tiempo a un colapso civilizatorio, derivado de un futuro sin combustibles fósiles. Habló de que hay que prepararse para este futuro y que para ello habían elaborado una guía para el decrecimiento energético basado en diversas medidas como: viajar menos, vivir más cerca de donde trabajamos, soberanía alimentaria en el mundo rural y en el medio urbano. Terminó diciendo que hay que cambiar la escala de valores y que no es necesaria consumir tanta energía para vivir bien. Terminó su intervención afirmando que el decrecimiento no significa empobrecimiento sino que se trata de posibilitar una alternativa a ciertos consumos que están provocando grandes desequilibrios a nivel planetario..



Por último se abrió un debate sobre el concepto de decrecimiento, sobre el necesario cambio en la escala de valores y sobre la necesidad de concienciar a la sociedad, evitando el catastrofismo, de que es preciso empezar a hacer una transición ordenada a una nueva sociedad no basada en el crecimiento, en la que el mundo rural puede jugar un papel importante.