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En los artículos anteriores he intentado contar de manera sencilla lo que se piensa hoy sobre el viaje en el tiempo. En esta etapa final del viaje voy a resumir y concluir.

El primer artículo narraba un experimento real, aunque no concluyente, que nos daba un resultado negativo sobre la existencia de los viajes en el tiempo. De modo que arranquemos nuestro marcador a cero Viajes Sí: 0 – Viajes No: 0.

El segundo decía que ni la Mecánica Clásica ni la Relativista impiden que el tiempo de un sistema vaya hacia atrás, pero que la Termodinámica no lo permite. Anotamos un punto a cada uno: Sí: 1 – No: 1.

En el mismo artículo indicaba que la Relatividad Especial señala que viajando a velocidades comparables con la de la luz, o en presencia de grandes masas (agujeros negros, por ejemplo), el tiempo corre más despacio, lo que nos permite viajar al futuro; pero no volver al pasado. Siendo magnánimos, anotamos el viaje solo de ida al futuro como un punto a favor de los viajes en el tiempo: Sí: 2 – No: 1.

En el tercer artículo mostraba cómo la Teoría General de la Relatividad permite crear Agujeros de Gusano, por los que podríamos viajar al futuro y volver al pasado; pero no viajar al pasado anterior a la creación del propio agujero. Esto es un viaje de ida y vuelta hacia el futuro, aunque a un pasado limitado. Anotaremos un nuevo punto para estos viajes: Sí: 3 – No: 1.

En el cuarto artículo manifestaba que la Teoría de Cuerdas permite el Multiverso, que faculta el viaje en el tiempo, Sí: 4 – No:1; y que la Teoría del Campo Unificado, nos volvía a mostrar la reversibilidad del tiempo: Sí: 5 – No: 1.

En el quinto deducía que la dificultad de resolver “paradojas temporales” obligaba a un límite energético que no nos cambia el marcador.

Este jueguecito de la competición parece decantarse a favor de los viajes; pero en Ciencia no vale la democracia: miles de científicos y teorías sin evidencias a favor no valen nada ante una sola prueba negativa.

Por lo que podemos decir: Sí, se puede viajar al futuro (en una nave a velocidades cercanas a la de luz), pero no volver. Esto es solo como ir más deprisa y llegar antes. Cualquier otra posibilidad (volver del futuro o viajar directamente al pasado) tendrá que esperar a que las teorías cosmológicas actuales evolucionen o a que sean sustituidas por otras (lo que me parece más probable).

En este sentido, recordemos que dos de los grandes misterios de la física de hoy, la materia y la energía oscuras, son postulados resultantes de “efectos anómalos” de la gravedad.   

De hecho, siéntate y agárrate a la silla, porque… hay físicos que piensan que el tiempo no existe.

El tiempo es una sensación que tenemos los humanos (e incluso los animales), es una magnitud física básica (como la masa, la longitud…) que no pertenece a los objetos físicos, la hemos inventado matemáticamente para entender el movimiento y la evolución de las cosas; pero nadie ha visto, tocado, oído, olido… un segundo.

Ya decía Heráclito que lo que existe es el “devenir”. Las cosas cambian de estado (se mueven o evolucionan) y tomamos algunos de esos cambios como medida del tiempo (el movimiento de la Tierra alrededor del Sol, o el giro de las manecillas de un reloj…); pero el asuntose vuelve imposible si queremos definir-medir el tiempo independientemente al movimiento de un objeto físico.

Desde Newton hemos asumido que el tiempo es inmutable e independiente de todas las cosas, que existe en el Universo, porque sí; pero ¿qué justifica la invención de una entidad con esas características tan “divinas”?... nada.

A lo largo de esta serie de artículos, hemos visto que las teorías actuales no explican la gravedad y que esta está muy relacionada con el tiempo, por lo que nos encontramos en un punto en el que estamos esperando un nuevo Newton o un nuevo Einstein, que le dé la vuelta a todo y revolucione de nuevo toda la física. Hasta entonces, el viaje al pasado no existe.