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Pasa otro año y el 15 de octubre volvemos a celebrar el Día Internacional de las Mujeres Rurales. En este tiempo ¿ha cambiado mucho la vida de las mujeres de los pueblos de Guadalajara? ¿Y las de Sigüenza? ¿Y las del resto del mundo?

¿No? ¿No ha cambiado mucho? Pues entonces nos toca seguir celebrando este día y concienciando sobre la situación de las mujeres en los pequeños municipios de entornos rurales como puede ser Sigüenza o cualquier otro pueblo de Guadalajara o del mundo.

Tal y como reconoce Naciones Unidas desde 2007, las mujeres de los entornos rurales tienen un papel decisivo en el desarrollo mundial, la erradicación de la pobreza y la seguridad alimentaria; y sin embargo siguen padeciendo situaciones discriminatorias que lastran e imposibilitan su pleno desarrollo y su participación en igualdad en la sociedad.

Con este Día Internacional tratamos de generar conciencia sobre este problema para que se traduzca en una demanda social a los gobiernos y las administraciones para que tomen medidas para la eliminación de las desigualdades y la discriminación a las mujeres de los entornos rurales.

A nivel mundial, tal y como recoge ONU Mujeres, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población y el 43% de la mano de obra agrícola. Sin embargo las mujeres campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres campesinos y que las mujeres urbanas.

Si concretamos, en Castilla-La Mancha y, en particular, en Guadalajara encontramos una gran diseminación de la población que configura un entorno en el que las mujeres son la clave de la fijación poblacional y, por lo tanto, su papel es definitivo y estratégico en el desarrollo del territorio.

Este año, como en años anteriores, se han realizado acciones de concienciación desde el Ayuntamiento de Sigüenza y a través del Centro de la Mujer destinadas a la coeducación y prevención con menores, consistentes en representaciones escénicas de cuentos realizadas por la compañía artística “La Caperuza Roja” en el  Colegio Público San Antonio de Portaceli y en el Colegio Episcopal Sagrada Familia-Ursulinas.

Con estas acciones se trata de generar un cambio de mentalidad que genere un cambio social que redunde en una mejora de la situación de mujeres y hombres en nuestro entorno porque, recordemos, el eliminar la discriminación y situaciones de injusticia que sufren las mujeres implica una mejora de la sociedad completa.

Actualmente, pese a ser Sigüenza un enclave privilegiado dentro del medio rural, como cabecera de comarca y como segundo destino turístico de toda Castilla-La Mancha, sufre las vicisitudes de la falta de una mejor comunicación en sus carreteras, recursos sanitarios mermados y una limitada oferta académico-laboral.

La segregación horizontal de género, presente en el mercado laboral (los mal llamados “trabajos de mujeres o trabajos de hombres”), implica que las mujeres de nuestra localidad vean sus opciones restringidas de forma mayoritaria al sector servicios, la hostelería y las residencias de mayores. En las explotaciones agrarias muy pocas mujeres ostentan titularidades agrarias. Las más jóvenes, con pesar, se ven empujadas a salir de Sigüenza para abrir caminos diferentes y las niñas sueñan con un mundo justo y mejor en el que poder desarrollarse plenamente.