Javier Munilla
Golondrina común recogiendo material para el nido

Me comentan unos amigos que este año, al igual que el año pasado, alguien se está encargando de destrozar continuamente el nido que intenta construir una pareja de golondrinas en la calle del Portal Mayor. Lo primero que viene a mi mente es tristeza por la ignorancia de quien está realizando esa acción y después reflexiono sobre donde ha quedado el respeto que se ha tenido a golondrinas, vencejos y aviones desde tiempos inmemoriales por las gentes que habitaban los pueblos y ciudades de España. Respeto que se han ganado a pulso, estas pequeñas aves, siendo durante siglos nuestras aliadas combatiendo a los millones de insectos que pueblan nuestros campos y pueblos.

También medito la posibilidad de que fueran estas aves las que enseñaran o inspiraran a nuestros antepasados a construir utilizando el barro y la paja, más conocido como adobe (nada que ver con la empresa de software). Y al final llego a la conclusión que sí sabemos que durante siglos estas aves han sido respetadas y cuidadas por los humanos y lo sabemos gracias a la tradición popular y a las loas de poetas y escritores de todos los tiempos.

Golondrina en su nido.

La tradición popular española dice que una golondrina que entra y vuela por una casa es un augurio de buenas noticias; en la tradición cristiana española son las golondrinas las que aún guardan señales del luctuoso suceso de la crucifixión de Cristo y las manchas rojizas de su pecho son huellas de la sangre de Cristo cuando intentaron quitarle las espinas de la frente, procedentes de la áspera corona, para aliviar el dolor de Jesús. Quien no conoce el famoso poema de Gustavo Adolfo Bécquer: “Volverán las oscuras golondrinas /en tu balcón sus nidos a colgar, / y otra vez con el ala a sus cristales/jugando llamarán…” o el bello poema de Miguel de Unamuno, sobre los vencejos: “…¡Vencejos inmortales, /alados hijos de natura fuerte /heraldos de cosechas y vendimias, / mensajeros celestes, / bienvenidos seáis a nuestro cielo, /vosotros… los de siempre!”.

Estos son solamente unos breves ejemplos de la consideración que durante siglos se ha tenido por estas aves que las gentes de nuestro tiempo, urbanitas en su mayoría, han perdido. Quizás por un terrible desconocimiento de lo que estas aves representan para nosotros los humanos.

Desde aquí quiero intentar explicar, de forma breve, porque estas aves durante siglo han sido nuestras compañeras más preciadas y esperadas con la llegada del buen tiempo. Conviene recordar que golondrinas, aviones y vencejos se alimentan de una gran cantidad de moscas y mosquitos. Como ejemplo, en la dieta insectívora de la golondrina, las presas más consumidas son moscas y mosquitos, aunque también caza hormigas voladoras, avispas, chinches y pequeños escarabajos. Suele comer unos 60 insectos a la hora, unos 850 insectos diarios, esto equivale a unos 310.250 insectos al año. Lo mismo es aplicable con ligeras variaciones en el número de presas a aviones y vencejos. Imaginemos por un momento nuestros cielos sin estas aves, serian nubes de insectos sobre nuestras cabezas que deberíamos combatir a base de insecticidas, es decir de veneno, que caería sobre nuestros alimentos y cursos de agua envenenándolos.

Avión común en su nido.

Para finalizar la triste noticia es que las poblaciones de estas aves están disminuyendo de forma alarmante, las poblaciones de vencejos, aviones y golondrinas se han visto muy afectadas por el uso de pesticidas y la destrucción del hábitat, si a esto le añadimos que el diseño de los edificios actuales carece de lugares adecuados para nidificar y los edificios antiguos se caen derruidos o están siendo sustituidos por otros nuevos, la cosa de encontrar un lugar donde traer al mundo las nuevas generaciones se les está complicando mucho. Por otra parte, en las rehabilitaciones de los edificios históricos o monumentos muchas veces no se tienen cuenta criterios adecuados para que estas aves encuentren lugares de nidificación idóneos o se destruyen las colonias con total impunidad.

Y por todo esto son aves protegidas por las leyes europeas y nacionales (Directiva Europea de Aves 2009/147/CE y Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial RD 139/2011). Además, la legislación ambiental nacional española protege a las crías y los huevos, y prohíbe expresamente “la destrucción o deterioro de sus nidos” o “la destrucción del hábitat” (Ley 42/2007), de manera que si se destruyen los nidos se estaría cometiendo una infracción “grave”, sancionable con multas de 5.001 a 200.000 euros.

Todos los que respetamos la naturaleza esperamos que esas personas que se dedican a hacerles la vida imposible a nuestras amigas aladas recapaciten un poco y piensen en el bien que nos hacen estas aves, o como mínimo que piensen en la multa que les puede caer por destruir el nido.