Todos nosotros cargamos con nuestros propios enemigos, es decir, actitudes y hábitos que nos hacen perder nuestro propio respeto:

Ser perfecto

​Si no hay nada en ti que te gusta y piensas que no debes cometer errores y ser siempre un modelo para los demás, eres un claro ejemplo de perfeccionismo. El ser humano es imperfecto por naturaleza y aceptando los defectos que no podemos mejorar nos sentiremos más a gusto con nosotros mismos.

Juzgar (autocrítica)

Cuando te juzgas y no te permites ser tu mismo, hay una voz en tu cabeza que te dice cosas como “si intento resolver este problema lo haré mal”, “no valgo para nada” y en consecuencia actúas como si realmente no valieses para nada y las cosas te salen mal.

Tener una visión catastrófica ​

“Si me presento al examen suspenderé”, “si le pido un aumento de sueldo no me lo dará”. Pensamientos así nos impiden hacer lo que queremos. Nos convierten en personas paralizadas por el miedo. ¡ Tranquilo! La mayoría de la gente está demasiado ocupada en su propio perfeccionismo para preocuparse de sus problemas o notar tu voz temblorosa.

Terapia con caballos.

​La "esperanza" mal entendida

Pensamientos como “si Enrique me quisiera, sabría como hacerme feliz”, son pensamientos que la gente tiene a menudo, pensando que los demás tienen que adivinarles el pensamiento, cuando la realidad es muy distinta.

Observa esta lista de esperanzas, ¿con cuánta frecuencia tienes alguna de ellas?

Si las situaciones o gentes no son exactamente como tú esperas que sean, te enfadas, te deprimes, o te molestas. Pero eres tu el que se siente mal, tu creas tu propia infelicidad.

No hace falta que pases la vida siendo un infeliz y un decepcionado. Simplemente deja de enjuiciar y poner esperanzas en la gente y en las cosas en tu vida.

​​Echar la culpa a los demás

Cuando echas la culpa a los demás pasas tu vida siendo víctima de las circunstancias, del destino y de las otras personas.

Alguna gente pasa la vida jugando al “pobrecito de mi”, y echando las culpas de sus problemas a los demás, pero esa no es la solución.

​Vivir en el pasado y en el futuro

Muchos de nosotros hacemos de nuestras vidas una pesadilla. Coleccionamos malas historias que nos han pasado y nos aferramos a ellas. La mejor manera de ocuparse de esto es perdonarte, aprender la lección y dejar al pasado. Enfados, resentimientos y culpabilidad son cargas pesadas que pertenecen al pasado y no existen excepto en tu mente.

Preocuparse es vivir en el futuro. Puedes asustarte excesivamente preocupándote de todo aquello que puede ocurrir. Toma nota de cosas que te preocupan y te darás cuenta de que la mayoría de ellas nunca ocurren. Si vives en el futuro o en el pasado ¡no aprovechas el presente!; estarás más feliz si te relajas y disfrutas del presente.

 

Raquel Resines Ortiz

Liderazgo y Equilibrio

Psicóloga colegiada M- 17872

T: 679381124